Por VICTOR ESQUIVIA POLO
En la
medida que se conocen más detalles sobre la radicación de la reforma tributaria
de Gustavo Petro, aumenta mucho más la polémica; son 26 billones de pesos los
que se pretende recaudar en momentos en que el país está enfrentando una fuerte
crisis económica.
No se
vislumbra buen ambiente en el Congreso para que salga adelante y se dice
que ni siquiera pasaría en las comisiones económicas del Senado, todo ello,
bajo la consideración de ser una iniciativa que afecta gravemente el bolsillo
de los colombianos.
Y es
que cuando se toca el bolsillo de los colombianos, se nos obliga a desprendernos
de cualquier afinidad política, a dejar atrás el sectarismo y los odios que
pudiera inspirar el petrismo y/o el uribismo para dar rienda suelta a
expresiones de rechazo que por supuesto, no lleve consigo acciones incendiarias,
por lo menos de esa manera actuaría cualquier ciudadano doliente, consciente y
consecuente con la realidad del país.
Examinar
conceptos como los del analista político y magíster en gobierno y asuntos
Públicos de la UNAM, John Mario González, es algo que se vuelve
necesario; sobre este aspecto, el analista político comentó que, “tras
esta segunda reforma tributaria que presenta el gobierno de Gustavo Petro, se
demuestra su ánimo alcabalero y su poca voluntad de contener la hemorragia del gasto
público”.
Dicen
que las comparaciones son odiosas, pero a veces se vuelven necesarias, en el 2021 el
déficit al que enfrentaba el gobierno de Iván Duque Márquez era
de 78 billones de pesos, “eso refleja el tamaño del hueco
fiscal y la necesidad urgente de la reforma”, comentó en ese momento el
ministro de hacienda Carrasquilla, agregado a ello, la pandemia había sido un
detonante para la economía de todos los colombianos.
No es
mentira que estamos frente a un presidente que no ha asumido austeridad frente
al gasto público, la imagen que muestra es la de un gobierno derrochón permeado
por la corrupción que, además, está a pocos meses de finalizar su mandato y
ante unos congresistas en plena campaña electoral, lo lógico sería como bien lo
han expresado muchos analistas, que esta reforma se diluya.
Tampoco
es mentira que, en otras circunstancias, con un Gustavo Petro en el Congreso
haciendo oposición, frente a una Reforma Tributaria como la que ahora se
presenta y con un gobierno con el sol a sus espaldas, el estallido social
estaría a la vuelta de la esquina
No hay comparación entre las dos reformas y por eso las reacciones sociales son distintas, mientras la de Duque afectaba directamente la canasta familiar del pueblo trabajador, la del actual gobierno está dirigida a los más pudientes y actividades propias de éstos. De ahí que las consecuencias sociales no son equiparables, aunque si haya elementos de inconveniencia por el momento en el que que se presenta.
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