martes, 5 de agosto de 2025

Opinión- ANÁLISIS CRÍTICO, IMPUNIDAD O TRASFORMACIÓN DE LA REFORMA A LA JUSTICIA

 


Por: HUMBERTO MERCADO MEZA – Abogado Penalista – Magister en Ciencias Políticas

 

La historia de la justicia en Colombia ha sido centro de variados conatos de trasformaciones y/o modificaciones que, por razones técnicas, políticas o, institucionales, no se han logrado al punto que las mismas han sufrido de mortinato, a manera de ejemplo se tiene:

 

1.    Reforma de 2012 – Acto Legislativo 11

 

  • Objetivo: Crear una nueva estructura judicial con un tribunal de afianzamiento jurisprudencial.
  • Fracaso: Fue declarada inexequible por la Corte Constitucional, por vicios de trámite y por afectar la independencia judicial.
  • Razón: Errores legislativos y falta de consenso político.

 

2.    Reforma de 2015 – Comisión de Reforma a la Justicia

 

  • Objetivo: Reestructurar las altas cortes y mejorar la eficiencia judicial.
  • Fracaso: Fue retirada tras escándalos de corrupción en la Corte Constitucional y el Consejo Superior de la Judicatura.
  • Razón: Falta de legitimidad institucional y oposición de las propias cortes, que se sintieron amenazadas por la pérdida de poder.

 

3.    Reforma de 2019 – Plan Sectorial de Desarrollo Judicial

 

  • Objetivo: Modernizar la justicia con inversión en infraestructura y tecnología.
  • Fracaso: No se tradujo en mejoras reales en acceso, descongestión ni transparencia.
  • Razón: Enfoque presupuestal sin visión política, y escasa discusión pública y parlamentaria 

4.    Ley Estatutaria de la Administración de Justicia (Ley 270 de 1996)

 

  • Objetivo: Regular el funcionamiento de la rama judicial.
  • Fracaso parcial: Aunque vigente, ha sido objeto de múltiples intentos de reforma que no prosperan.
  • Razón: Fragmentación institucional, resistencia de actores judiciales y falta de voluntad política sostenida.

 

5.    Reformas propuestas durante el gobierno de Álvaro Uribe

 

  • Objetivo: Fortalecer la Fiscalía y agilizar procesos penales.
  • Fracaso: Muchas propuestas no fueron aprobadas o se diluyeron en el Congreso.
  • Razón: Polarización política y tensiones con las altas cortes.

 

Es conocimiento de todos que el 20 de julio pasado en el inicio de la segunda legislatura del año 2025 del Congreso de la República, el Ministro de Justicia y del Derecho de Colombia Luis Eduardo Montealegre, presenta e impulsa una nueva reforma a la justicia encendiendo un intenso debate en el Congreso y en la opinión pública.

 

Con esta reforma, el ministro pretende generar desde su óptica una solución estructural a la crisis judicial que actualmente azota nuestro país. Según el decir de Montealegre, esta iniciativa promete agilidad, reparación a las víctimas y modernización, pero lejos de eso, lo que esta reforma despierta en la mayoría de los colombianos son temores sobre su implementación y los ya imprescindibles posibles efectos colaterales.

 

El espíritu del proyecto de ley destaca en su texto la reducción de la congestión judicial, que busca que los procesos no tarden más de 12 meses en resolverse, proponiendo la unificación de jurisprudencia, lo que supuestamente daría coherencia a las decisiones judiciales fortaleciendo el papel de las víctimas en el proceso penal, alineándose con principios de la justicia restaurativa.

 

Aunado a lo anterior, se pretende introducir en esta reforma, la suspensión de términos procesales con la finalidad de evitar la prescripción de delitos, una medida que podría reducir la impunidad en casos de gran relevancia y connotación nacional.

 

Sin embargo, pese a todas las arandelas positivas que se pretendan presentar dentro de este proyecto de ley, se hace necesario dejar claro el hecho de hacer obligatoria la unificación de sentencias como se pretende por parte de Montealegre, teniendo en cuenta que dicha unificación podría limitar la autonomía judicial, y que el uso amplio del principio de oportunidad podría abrir la puerta a beneficios excesivos para criminales, especialmente en el marco de la fallida “paz total” de Petro.

 

Así mismo, genera preocupación con una lectura simpe al proyecto de ley la falta de claridad en la implementación, pues muchos detalles dependerán de leyes futuras, sin dejar de lado el impacto negativo en zonas rurales, ya que se presenta ineludiblemente un acceso limitado a jurisprudencia digital lo que profundizaría la gran brecha de desigualdad que actualmente existe.

 

Lo que se puede concluir con esta reforma en un país donde la justicia ha sido históricamente lenta y desigual, es que cualquier cambio debe ser vigilado con lupa y a un que la misma es necesaria en muchos aspectos, es igualmente ambiciosa, sin embargo, su éxito dependerá de cómo se reglamente, se implemente y se controle.

 

Cabe preguntar entonces, ¿Esta sería la reforma transformadora de la justicia colombiana o más bien otro intento fallido? Solo el tiempo y la sociedad tendrán la última palabra.











No hay comentarios:

Publicar un comentario