Por
ETHEL HERNANDEZ PULGAR
Ante
estas visitas seguidas de la muerte estamos obligados a reflexionar sobre la
vida, porque aun cuando la muerte hace parte de la vida siempre nos sorprende.
Hemos despedido en estos últimos días a varios
amigos y conocidos, pero me mueve a escribir estas letras la sensible partida
de mi amigo y gran líder político de la ciudad, Adolfo Raad Hernández, hombre
de talante recio, inteligente y excelente orador.
Lo
conocí en mis años juveniles cuando en vacaciones venía a mi casa a jugar
dominó con mi padre, le tomé aprecio y admiré su oratoria. Me reencontré con El
cuando regrese a Cartagena después de culminar mis estudios y casarme en
Barranquilla. Me recibió con la sencillez y el aprecio de siempre. Me abrió las
puertas y me brindo una oportunidad laboral. Gracias Fito como cariñosamente lo
llamábamos algunos.
El dolor que embarga a su familia nos embarga a
todos, Cartagena ha perdido un luchador, un defensor de sus costumbres, de su
arquitectura, de sus habitantes. Pocos dedican su vida a lo público, a su
ciudad con entrega y cariño, con verdadero compromiso como lo hizo Adolfo.
Muchos lo admiramos, otros no lo aceptaban en el disenso pero su talante lo
puso por encima de todo.
Mis sinceras condolencias a su familia por su partida
y es aquí donde debemos parodiar al poeta cuando dijo: " Si quieres que te
aprecien en tu justo valor márchate de viaje o muérete".
Lo
más importante ahora es seguir adelante y mantener viva la llama de tu recuerdo.
Sé lo importante que era (nombre) para ti y lo siento muchísimo. No tengo
palabras para expresar lo que supone perder a un amigo como tu.
ADOLFO es solo un hasta luego Dios te acoja en su santo reino. Paz en tu
tumba.
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