• Entre
los predios entregados por la Agencia Nacional de Tierras se encuentra la
emblemática finca Cachenche, de 176 hectáreas, que según registros históricos
perteneció al narcotraficante Pablo Emilio Escobar Gaviria.
• Desde
hace más de una década, la finca ha sido habitada por campesinos de la
Asociación Montes de Dios, quienes han permanecido en el territorio a pesar de
múltiples intentos de desalojo y de haber enfrentado acciones violentas tanto
por parte de actores armados ilegales como de instituciones del Estado.
• Además,
la Agencia entregó otros 12 predios que en total suman cerca de 2.000
hectáreas, adquiridos en su mayoría a ganaderos de la región. Esta compra refleja
la confianza que el sector privado ha depositado en la Reforma Agraria que
impulsa el Gobierno.
“El Gobierno Petro nos
cumplió, esta tierra sí es nuestra, esta tierra sí es mía”,
expresó ENALDO TOVAR, presidente de la Asociación Montes de Dios, al recibir
la finca Cachenche, un predio de 176 hectáreas entregado por la Agencia
Nacional de Tierras, que se encuentra ubicado en el municipio de Turbana, al
norte de Bolívar, en una zona estratégica que colinda con el área industrial de
Mamonal, en Cartagena.
La finca Cachenche ha tenido
una historia marcada por el abandono, el uso ilegal y la lucha por la tierra.
Originalmente, estaba en manos de la Sociedad de Activos Especiales (SAE),
producto de la extinción de dominio a bienes relacionados con el narcotráfico,
ya que según registros históricos perteneció a Pablo Emilio Escobar Gaviria.
Más de 200 familias campesinas
han forjado su proyecto de vida en este territorio, por más de dos décadas, a
través de la siembra de cultivos de pancoger como yuca, plátano y maíz, además
de iniciativas productivas como galpones de pollos. Estas actividades han sido
su principal fuente de sustento, y también, un pilar de dignidad y resistencia
en su lucha por el acceso legítimo a la tierra.
DECLARACIONES DE
ENALDO TOVAR LIDER CAMPESINO
“Hoy estamos recibiendo la
finca Cachenche que se encuentra ubicada en el municipio de Turbana. Allá somos
300 y pico de familias que hemos luchado desde hace más de 20 años por ese
predio para obtener un pedacito de tierra para cultivar y mejorar nuestra
calidad de vida. Hoy quiero darle gracias a este nuevo gobierno. Gracias a
nuestro presidente Petro, gracias a todas las instituciones que han hecho
realidad el sueño de todos los campesinos de Cachenche. En nombre de todos los
campesinos de Cachenche, le doy gracias porque hoy por fin esto se haya hecho
realidad. Este es un sueño hecho realidad. Yo hoy me siento tan emocionada que
no sé cómo expresar, pero sí sé que hay que darle las gracias al gobierno del
cambio. Y que viva Petro, que viva Cachenche”, expresó Marelis Flores,
beneficiaria de la finca Cachenche.
Por su parte, el director de
la ANT JUAN FELIPE HARMAN resaltó durante la entrega de
estos 13 predios que “El compromiso con Montes de María y con Bolívar va más
allá de este evento. Aquí saludamos el avance, subimos el marcador en casi 2
mil hectáreas más, pero sabemos que con esto no hacemos la Reforma Agraria.
Aquí tenemos que seguir trabajando incansablemente entre la Agencia de Tierras,
el Gobierno Nacional y el campesinado más unido que nunca. Ojo, más unido que
nunca. No caigan en la trampa, esto no es una piñata, esto no es qué le dan al
uno y qué le dan al otro, esto es estar más unidos que nunca por la
transformación del país”.
DECLARACIONES DEL
DIRETOR DE ANT JUAN FELIPE HARMAN
Cachenche, una historia de
lucha y resistencia
La finca Cachenche fue
propiedad del narcotraficante Pablo Escobar. Tras un proceso de extinción de
dominio en 2012, el predio pasó a manos de la antigua Dirección Nacional de
Estupefacientes y posteriormente quedó bajo la administración de la Sociedad de
Activos Especiales (SAE).
Mientras avanzaba todo el
trámite legal, la finca permaneció abandonada. Fue entonces cuando, hace más de
10 años, llegaron los primeros campesinos víctimas del conflicto armado,
provenientes de distintos municipios de Bolívar, principalmente de Turbana,
para habitarla y aprovechar sus tierras con cultivos de pancoger.
Sin embargo, durante el
gobierno Duque, la administración de la SAE no mostró intención alguna de
entregar el predio a los campesinos que ya habitaban Cachenche y, por el
contrario, efectuaron varios intentos de desalojo ejecutados con el uso de la
fuerza pública y el respaldo de la autoridad estatal. Al mismo tiempo, los
principales líderes de la comunidad fueron blanco de atentados, hostigamientos
e intentos de desplazamiento masivo por parte de actores armados ilegales.
En 2018, los campesinos
decidieron organizarse bajo el nombre de Montes de Dios e iniciaron un largo
recorrido por diferentes instancias de derechos humanos para exigir su
permanencia en el predio. Tras años de resistencia y gestión, fue con la
llegada del Gobierno del presidente Gustavo Petro, en 2022, que finalmente se
les garantizó el derecho a permanecer en la finca.
En 2023 recibieron un comodato
por parte de la SAE y, finalmente en 2025, la Agencia Nacional de Tierras
concreta la adquisición definitiva del predio a favor de la comunidad.
Casi 2.000 hectáreas se suman
a la Reforma Agraria en Bolívar
Ante más de 1.000 personas,
durante el evento realizado en el municipio de Zambrano, en el corazón de los
Montes de María, la Agencia Nacional de Tierras hizo entrega de 13 predios
ubicados en los municipios de Turbana, San Juan Nepomuceno, San Jacinto,
Zambrano, El Carmen de Bolívar, Achí y Magangué. Estos terrenos, que suman casi
2.000 hectáreas, se integran al gran objetivo de la Reforma Agraria: hacer del
campo un territorio productivo mediante el cultivo de alimentos y el
fortalecimiento de un campesinado que hoy es dueño legítimo de la tierra que
trabaja.
Una de las fincas entregadas
fue la Hacienda Jesús del Río, que comprende cuatro predios, ubicada en el
municipio de Zambrano, con una extensión de 733 hectáreas. En palabras de José
Miranda, representante legal de la Asociación Amigos del Campo de Zambrano,
organización beneficiaria del predio, esta es “una finca histórica, porque aquí
trajeron al primer toro cebú de Colombia en 1913, y hoy va a pasar a manos de
campesinos que vamos a producir alimentos en ella”.
El municipio de Zambrano fue
duramente golpeado por la violencia paramilitar, con presencia del Bloque
Montes de María, responsable de masacres y desplazamientos forzados, como el
ocurrido en agosto de 1999 en el corregimiento de Capaca, donde fueron
asesinados 18 campesinos.
“Quiero contar nuestra
historia como asociación. Una historia que viene de la violencia de nuestro
municipio. Somos una asociación amigos que nos unimos para enfrentar el
conflicto en nuestro municipio y no abandonarlo. Decidimos unirnos y asociarnos
para comenzar la lucha de recuperar nuestros beneficios, nuestro territorio.
Pero, lo más satisfactorio es que hoy nuestros sueños se nos están haciendo
realidad. Gracias a nuestro presidente Gustavo Petro, gracias al Dr. Juan
Felipe Harman, que nos están devolviendo nuestros sueños. Estamos demasiado
agradecidos con nuestro gobierno, por eso pusimos el empeño y creímos en ellos,
pero hoy están aquí demostrando que nos tienen en cuenta y que nos tienen en
nuestros corazones. Gracias”, expresó el líder campesino José Miranda,
presidente de la Asociación Amigos del Campo de Zambrano, beneficiario de esta
finca.
Asimismo, en el municipio de
San Juan Nepomuceno, 10 mujeres cabeza de hogar de la Corporación Narrar para
Vivir fueron beneficiarias del predio Tolima, con una extensión de 196
hectáreas. Esta organización, conformada exclusivamente por mujeres de
distintos municipios de los Montes de María, fue creada en el año 2000 como un
espacio de juntanza y resiliencia frente a las heridas del conflicto armado.
A través de las ollas
comunitarias, ellas han compartido sus historias y han emprendido procesos de
sanación individual y colectiva frente a las atrocidades del conflicto armado
en la zona, que en aquellos años les arrebató esposos, hijos, hermanos y el
derecho a vivir en paz y en comunidad.
Con esta significativa entrega
de tierra, ya son cerca de 4.500 hectáreas las que han sido adjudicadas a
campesinos y campesinas del departamento de Bolívar, quienes hoy pueden decir
con dignidad y esperanza: “Esta tierra sí es mía”.
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