Por AMYLKAR ACOSTA MEDINA www.amylkaracosta.net- Miembro
de Número de la ACCE
Acaba de revelar la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) su informe
anual sobre el Balance reservas/producción de los hidrocarburos, el cual era
esperado con mucha expectativa, sobre todo después que desde el mes de
diciembre del año anterior, por primera en 45 años, Colombia se vio precisado a
importar gas natural para cubrir la demanda esencial, esto es la requerida por
las estaciones de compresión de la red de gasoductos, los usuarios
residenciales y pequeños usuarios comerciales, el gas natural vehicular y las
refinerías.
Analicemos el vientre de las cifras que nos trae este último reporte para
desentrañarlas e interpretarlas desde la perspectiva de la dinámica de la
actividad exploratoria de la industria, sus hallazgos, así como el
comportamiento de las reservas, de su reposición y de la extracción de las
mismas, así como su proyección hacia el futuro.
En materia de petróleo simplemente se detuvo la caída, pero las reservas
probadas (pasaron de 2.020 millones de barriles a 2035 millones) siguen sin
levantar cabeza. Pasar de una relación R/P de 7.1 años a 7.2 años es casi
imperceptible. Además, cabe advertir que si se produce menos duran más las
reservas, que parece ser el caso (777.016 barriles/día en 2023 vs 772.7
barriles/día en 2024).
Dicho de otra manera, en este “quebrado” de la aritmética en lugar de
aumentar el numerador, que es lo deseable, disminuye el denominador y
de allí el resultado que se pretende mostrar como “un aumento de las reservas
probadas”, que es sólo aparente y sólo atribuible a “reevaluaciones” de los
cálculos, no a descubrimientos nuevos.
Por ello
comparto el pronunciamiento de la Contraloría General cuando afirma que “aunque estas reevaluaciones ayudan a gestionar mejor lo
ya encontrado y a retrasar la caída en autosuficiencia, no son una solución
sostenible a largo plazo… Al cabo de unos años se agote esta opción y el
país se vea abocado a importar permanentemente petróleo y gas”. Y concluyó
diciendo: “no actuar ahora
implicaría poner en riesgo la autosuficiencia energética del país, justo cuando
las metas de transición energética aún enfrentan serias limitaciones
técnicas y financieras”.
La
perspectiva en materia de hidrocarburos es sombría y demanda una pronta
rectificación de la política de marchitamiento prematuro de los mismos,
como no lo ha hecho ningún otro país, el cual se ha traducido en un desaliento
de la actividad exploratoria y prueba de ello es la dramática reducción del
número de taladros activos en el país, los que están migrando a países vecinos
como Guyana, Argentina y Brasil.
En cuanto al gas natural, según las reservas probadas siguen en caída
libre, nada que hacer. Cayeron 13%, al pasar de 2.37 TPC a 6.1 y la relación
R/P pasó de 6.1 años a solo 5.9 años. Más preocupante aún, pero la versión
oficial es que “se advierte un cambio positivo en la tendencia de los últimos
años”, cuando, la verdad sea dicha, la tendencia en los últimos años ha sido
la declinación de las reservas probadas y el año 2024 no es la excepción sino
que confirma la regla.
Para tratar de dorar la píldora y maquillar las cifras, que no mienten,
se le da mucha relevancia al dato de las reservas posibles y contingentes
cuando la verdad es que solo se puede contar con las reservas probadas. Cómo
dice el adagio popular, más vale pájaro en mano que cien volando. La
advertencia del Contralor General Carlos Hernán Rodríguez es clara: la limitada
incorporación de nuevas reservas conlleva un riesgo inminente, “al cabo de unos
años se agote esta opción y el país se vea abocado a importar permanentemente
petróleo y gas”.
Cabe destacar que en el afán de justificar la absurda e inconveniente
decisión de descartar la firma de nuevos contratos de exploración y de
explotación de hidrocarburos, no obstante nuestras precarias reservas (en
declinación) y la limitada producción, se concluye lo obvio de toda obviedad,
que, en el caso del petróleo “entre el año 2018 y 2024 la incorporación de
nuevas reservas por proyectos exploratorios fue del 2,8% (50 millones de
barriles), mientras que la incorporación a partir de la gestión de volúmenes
conocidos fue de 94% (1.693 millones de barriles). Esto muestra que resulta
más eficiente gestionar sobre los volúmenes ya descubiertos, en los contratos
vigentes”.
Y en el caso del gas natural, igualmente “la incorporación de nuevas
reservas por proyectos exploratorios fue del 35% (201 GPC), mientras que la
incorporación a partir de la gestión de volúmenes conocidos fue de 66% (385
GPC). Esto muestra que resulta más eficiente gestionar sobre los volúmenes
ya descubiertos, en los contratos vigentes”. Esta treta es bien conocida:
cuando no puedas convencer confunde!
Mientras tanto el Gobierno sigue con su cantinela de que aquí no hay
escasez de gas ni necesidad de importarlo y que el alza en los precios y
tarifas no obedece a la diferencia entre el precio del gas importado (US $15 -
US $18 el MMPC) y el del gas extraído en el país (US $5 - US $7 el MMPC) sino a
la especulación por parte de las empresas y azuzando a la superintendencia para
que sancione a las empresas, sin fórmula de juicio, llevándose de calle
principios tan caros al Estado de derecho como lo son la presunción de
inocencia y el debido proceso, los cuales están mediados por una investigación
previa y al hallazgo y disposición de un acervo probatorio por parte de la
misma que dé lugar a ella y mucho menos a una sanción.
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