La
más reciente encuesta de INVAMER de fecha 30 de abril de 2025, pero realizada
con una toma de muestra encuestal los días 27, 28 y 29 de abril señala una
tendencia preocupante para el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, cuya imagen
favorable baja en caída libre según las respuestas de los encuestados. En la
misma se nota que los continuos escándalos mediáticos, sus discusiones, sus tutelas, sus exigencias de
retractaciones, la negativa a los derechos de petición por parte de todos sus
funcionarios, su arrogancia y prepotencia para con todo el mundo, han comenzado
a pasarle cuenta de cobro por parte de la opinión publica.
En
esta encuesta que se realiza bimensual, para ir midiendo el grado de aprobación
o desaprobación de los mandatarios en sus regiones, el factor de ponderación se calculó dividiendo
el porcentaje del universo de las variables con rango de edad y nivel socio
económico sobre el porcentaje para las muestras de las mismas variables.
Esta
más reciente encuesta de INVAMER de fecha de publicación 30 de abril de 2025
muestra una tendencia preocupante para el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay,
cuya imagen favorable cae en caída libre, según las comparaciones: En febrero de 2025, el mandatario contaba con
una aprobación del 77%, cifra que descendió precipitadamente hasta ubicarse en 66% a 30 de abril de 2025. Es decir, una caída de 11 puntos
porcentuales con relación al último sondeo de hace apenas dos meses, fue la
caída de imagen más significativas entre los mandatarios de las principales
ciudades capitales.
Por otro lado, DESAPROBACIÓN fue la que más creció pasó de 21%
a 32% en el mismo período— refleja
un desgaste evidente y precipitado. Esto no solo obedece al tiempo natural de
gobierno, sino que se relaciona con hechos concretos que han generado molestia
ciudadana, como el aumento de la inseguridad, los cuestionamientos a la
ejecución presupuestal y denuncias de presunta corrupción que han sido
expuestas por medios, organizaciones sociales y sectores políticos.
Además,
el creciente control ciudadano y la presión en redes sociales parecen estar
funcionando como una especie de contrapeso al relato institucional. La
ciudadanía está más vigilante, más activa y más crítica. En Cartagena, la
narrativa ya no la controla solo el gobierno: la calle, los veedores, la
oposición y los periodistas están ejerciendo su papel.
¿Logrará el alcalde frenar esta caída? Por
ahora, el reto es grande: reconectar con las demandas populares, mostrar
resultados concretos y, sobre todo, recuperar la confianza de quienes hoy
empiezan a mirar su administración con desconfianza.
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