Miguel Uribe Turbay está en cuidados intensivos.
Según los reportes médicos, permanece inconsciente y su estado es delicado. Y
sin embargo —mágicamente, estratégicamente, sospechosamente— una denuncia
penal contra el presidente Gustavo Petro apareció esta semana,
impulsada por su abogado y, al parecer, con el respaldo de su familia. Así lo
publica el dia anterior el Portal de Noticias CORRUPCION AL DIA.
El motivo: 43 trinos en X (antes Twitter) donde supuestamente Petro
habría incitado al odio contra el joven senador del Centro Democrático.
¿De verdad? ¿Es ese el foco prioritario de una familia que tiene a su
ser querido entre la vida y la muerte? ¿O es, más bien, una jugada política que
instrumentaliza un momento trágico para posicionar a un posible heredero
político como víctima épica del “régimen”?
¿DENUNCIA O ACTO DE PROPAGANDA?
La Comisión de Acusación de la Cámara, ese monumento a la impunidad con
sede en el Congreso, deberá decidir si avanza con la denuncia. Pero mientras
tanto, la escena está servida para el morbo político y el cinismo mediático.
Porque si bien el presidente Petro ha respondido con dureza en redes —como casi
todos en este país polarizado—, los verdaderos discursos de odio han
salido del propio Uribe Turbay… al menos, cuando aún podía escribirlos.
Antes de su hospitalización, su cuenta personal estaba llena de ataques
sin tregua contra el presidente: lo tildó de “pandemia”, “ladrón”, “charlatán”,
“aliado del crimen”, “asesino de niños”, entre otras lindezas. Todo eso sigue
allí, público, sin que la familia haya borrado una sola palabra.
ESTRATEGIA DE LA VICTIMIZACIÓN PROGRAMADA
Lo que está en juego no es la salud del senador —que merece respeto y
solidaridad humana—, sino el uso político de su nombre y su padecimiento. Esta
denuncia es otra pieza en el mecanismo invisible de la
ultraderecha: victimizarse para justificar su propia agresividad.
¿Quién incita realmente al odio? ¿El presidente que ironiza con sarcasmo
sobre un linaje político oscuro? ¿O el equipo legal de Uribe Turbay que, en
medio de su coma inducido, convierte a Petro en el presunto autor moral de un
atentado que nadie ha confirmado?
LA FÁBRICA DE
PERCEPCIONES FALSAS
Estamos ante una nueva manifestación del “sistema silencioso”:
una maquinaria que no necesita hechos ni verdades, solo emociones manipuladas.
La lógica es simple: Petro es el enemigo, y cualquier cosa sirve para acusarlo,
incluso si el acusado está en cama conectado a un respirador y el acusador no
puede ni hablar.
Aquí, la política ya no es lucha de ideas. Es espectáculo necropolítico.
Es usar la desgracia como insumo propagandístico. Es el uso meticuloso del
dolor para diseñar titulares, conmover al electorado y alimentar el relato de
“la persecución al uribismo”.
¿Y SI EL ODIO LO
ESTÁN SEMBRANDO ELLOS?
Petro, por su parte, no tardó en contraatacar: anunció que denunciará
por calumnia a quienes intentan vincularlo mediáticamente con un presunto
atentado contra Uribe Turbay. Según el mandatario, esa narrativa viene de los
mismos sectores que han buscado enlodar a Iván Cepeda con nexos con el
narcotráfico.
¿Quién siembra el odio entonces? ¿El presidente que responde a
una agresión sistemática? ¿O el uribismo, que convierte cada réplica en delito
y cada crítica en incitación violenta?, concluye el portal CORRUPCIÓN AL DÍA
en su informe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario