Por AMYLKAR ACOSTA MEDINA - www.amylkaracosta.net
Paradójicamente
el “Día de la liberación”, como fue como catalogó el Presidente Donald Trump el
2 de abril fue la ocasión propicia para anunciar las más drásticas medidas
de protección al mercado interno de los EEUU. Adujo que “ante la implacable guerra económica que enfrentamos,
nuestro país ya no puede continuar con una política de rendición económica
unilateral. En mi opinión este es uno de los días más importantes de la
historia porque es nuestra declaración de independencia económica”. Y a su
juicio ello atentaba contra la estabilidad económica, el
empleo y la seguridad nacional, razón que esgrimió para la declaratoria de la
Emergencia Nacional y amparado en esta echó mano de la Ley de poderes
económicos (Ieepa), que inviste al presidente de las facultades para expedir
ordenes ejecutivas tendientes a conjurar los daños que ello podría infligirle a
la Nación.
Procedió,
entonces, el Presidente a expedir la orden ejecutiva mediante la cual procedió a gravar las importaciones a los
EEUU con aranceles de un 10% como tarifa general y global, al tiempo que impuso
otros denominados “recíprocos” o “equivalentes”, lo que en la práctica no es
más que un arancel punitivo, aplicable a aquellos países con los que la balanza
comercial es deficitaria o le han establecido barreras al acceso de sus
exportaciones, destacándose entre ellos China y Vietnam, que han sido los
países que han llevado la peor parte, con gravámenes del 54% y 46%,
respectivamente. Según él, con ello se propone cerrar la brecha del desbalance
comercial en su contra, la cual supera los US $1.3 billones!
Ha sido enfático
el Presidente Trump al afirmar categóricamente que con esta ofensiva
arancelaria, “empezamos a hacer a Estados Unidos rico de nuevo. Durante décadas
nuestro país ha sido saqueado y violado. Hace 4 años no se oía hablar de
nuestro país y sus contribuyentes han sido estafados durante más de 50 años,
pero no va a suceder más”. Desde luego, es claro que las barreras arancelarias
impuestas son un arma de doble filo, ya que, como lo establece la tercera Ley
de Newton, toda acción da lugar a una reacción igual y en sentido opuesto, de
tal suerte que esta confrontación de los EEUU con sus socios comerciales puede
conducir a lo que dijo Gandhi de la ley del talión: “ojo por ojo y el mundo
acabará ciego”.
Es claro que con
este paso que ha dado el Presidente Trump este pateó el tablero y de contera
está transgrediendo y violando los TLC suscritos, entre ellos el que firmó con
Colombia, lo que le valdrá, muy seguramente
denuncias ante una Organización Mundial de Libre Comercio (OMC),
totalmente inoperante, por parte de los países afectados. Según Gabriel Ibarra,
socio de la firma Ibarra Rimón, las
demandas por violación a los tratados internacionales de comercio y la
controversia que ello puede suscitar difícilmente prosperarán, dado que “el
órgano de apelaciones (Ciadi) quedó bloqueado porque Estados Unidos ha impedido
el nombramiento y reemplazo de los miembros del órgano en la medida en que se
han ido venciendo los períodos”. De manera que esta vía está bloqueada.
Pero, ello no es
óbice para que China y la Unión Europea, especialmente contemplen medidas
retaliatorias en respuesta a la ofensiva proteccionista del Presidente Trump.
China, además de establecer un arancel a las importaciones provenientes de los
EEUU del 34% ha ordenado restringir sus exportaciones de minerales raros y
críticos, como también sobre cinco metales críticos, como lo son el tungsteno,
el telurio, bismuto, indio y molibdeno, esenciales para la y asumió además el
control de las tierras raras, poniendo en aprietos a la industria tecnológica.
Por su parte
Úrsula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, dejó en claro que “los aranceles universales anunciados por el Presidente
Trump son un duro golpe a la economía mundial. Lamento profundamente esta
opción”, el bloque de los europeos está “preparado para responder…Nos estamos
preparando para más contramedidas, para proteger nuestros intereses y nuestros
negocios si las negociaciones fracasan”. La tensión en sus relaciones con EEUU
viene escalando y ahora con más veras y su esperada respuesta la exacerbará aún
más.
A
Colombia, no obstante que sólo la cobija la tarifa general de un arancel del
10%, según estudio de Corficolombiana sobre su impacto, en el Índice de
vulnerabilidad comercial frente a EEUU, se ubica en el segundo lugar (54.5)
después de México (66.7). Y no es para menos, ya que el 33.7% de sus
exportaciones tiene a los EEUU como destino y el 26.8% de las importaciones
provienen de la potencia del Norte.
No se
puede perder de vista tampoco que el 27% de los insumos del aparato productivo
de Colombia viene de los EEUU y ellos, muy seguramente se encarecerán tanto por
cuenta de la devaluación del peso con respecto al dólar que se ve venir a
consecuencias de la guerra arancelaria, sino porque los aranceles aplicados a
las importaciones estadounidenses, además de desacelerar el crecimiento de su
economía disparará de nuevo la inflación, con un alto riesgo que ello derive en
una estanflación generalizada, afectando de paso la demanda por los productos
exportados desde Colombia.
De hecho,
según el Banco J P Morgan Chase, la posibilidad del advenimiento de una
recesión global pasó del 40% al 60% a consecuencia de los desvaríos de la
agresiva política comercial de la administración Trump. Este es un gran desafío
para Colombia!
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