POR AMYLKAR ACOSTA MEDINA - www.amylkaracosta.net
Colombia desde siempre ha sido, como afirmó el pensador antioqueño Luis
López de Mesa, un archipiélago de regiones. Bolívar y sus correligionarios
propugnaron por el centralismo y Santander y los suyos por el federalismo en
los albores de la independencia de Colombia. Desde entonces el enfrentamiento
político entre unos y otros tuvieron en el centralismo vs federalismo la
manzana de la discordia.
El rol de las regiones es clave en el crecimiento y en el desarrollo
económico y social del país. Este no puede ser competitivo si sus regiones no
lo son. Colombia se ha caracterizado por un desarrollo desigual, con
enormes brechas entre el centro y la periferia, entre unas regiones y otras y
también existen brechas intra-regionales. Las regiones más rezagadas del país
son el Pacífico y el Caribe, allí se concentra la pobreza y es mayor el Índice
de necesidades básicas insatisfechas.
Los planes de desarrollo de los distintos gobiernos en sus diagnósticos
identifican y reconocen que las regiones más apartadas y periféricas son las
más vulnerables y vulneradas y en la mayoría de ellos, como el del ex
presidente López (Para cerrar la brecha), pero sus estrategias para sacarlas de
la trampa de la pobreza han sido ineficaces para lograrlo.
Una manifestación palmaria del aberrante desequilibrio entre unas
regiones, las más desarrolladas y otras, las más rezagadas, lo ponen de
manifiesto la alta concentración del PIB, el cual, en promedio, pasó de $28.2
millones en 2022 a $30.3 millones en 2023 y peor aún del PIB por habitante.
La gran torta, que es el PIB nacional en 2023 alcanzó los $1.584
billones. Pero, los promedios suelen ser engañosos y a la hora del reparto
salta a la vista el enorme desequilibrio entre unas regiones y otras. A saber:
mientras el Distrito especial de Bogotá, Antioquia y el Valle del Cauca suman
$780.1 billones, es decir el 49.2% del total, con $395 billones, $231 billones
y 153 billones, respectivamente, en el otro extremo nos encontramos con
departamentos como el Chocó, Caquetá, Amazonas y Vaupés, con $6.8 billones,
$6.2 billones, $1.2 billones y $426.943 millones, respectivamente. Y si lo
analizamos a partir del PIB per cápita
ello es más ostensible: a nivel nacional se registró en 2023 $30.3 millones,
pero Bogotá con $50 millones está muy por encima de este promedio ponderado,
muy distante de Caquetá, Amazonas, Chocó y Vaupés, los cuales registraron en su
orden, según el DANE, $ 14.705.069, $14.259.112, $11.579.375 y $9.127.210.
Mi experiencia, primero como Secretario de Planeación de La Guajira,
luego como Coordinador del CORPES de la Costa, Director ejecutivo de la FND
y más recientemente como Director de la RAP del Caribe, me permitió
comprobar que a pesar de que la Constitución de 1991 estableció el principio de
la autonomía territorial, este sigue siendo un país centralista, exacerbada por
el avasallador presidencialismo. Y no es para menos, pues el Presidente de
la República es, además, el Jefe de Estado, Jede de gobierno, suprema autoridad
administrativa y se le suele atribuir, además, el título inventado de primer
magistrado de la Nación!
El primer paso para fortalecer la autonomía e impulsar el desarrollo
regional es el trámite y aprobación de la Ley de competencias para que entre en
vigor el Acto legislativo que fortalece el fisco de los departamentos y
municipios, al disponer que el monto a transferirles por parte de la Nación
pase del 23.5% de los ingresos corrientes de la Nación hasta el 39.5% hacia el
año a la vuelta de 10 años.
Ello sin perjuicio de implementar una reforma tributaria territorial que
les permita arbitrar mayores recursos propios, pues hasta ahora todas
las reformas tributarias aprobadas por el Congreso han sido solo para
arbitrarle recursos a la Nación. De allí que de cada $100 que se recaudan en
Colombia, el Gobierno central se queda con $80. Este país es tan centralista
que hasta Bogotá es víctima del mismo. Se ha visto recientemente como desde el
Palacio de Nariño le han puesto el freno de mano al avance de un proyecto tan
estratégico para su desarrollo como lo es el Metro.
En la región es fundamental el relevo generacional, la dignificación de
la política y el empoderamiento de la sociedad civil, los centros de
pensamiento, los gremios y las universidades, con un mayor compromiso con la
integración y el desarrollo regional. En primera instancia, el gran
Acuerdo Nacional para el desarrollo económico y social de las regiones ya se
dio con la aprobación por parte del Congreso de la República del Acto
legislativo que reformó el SGP.
Lo que sigue es la Ley de competencias, que es la que determinará con
cuales competencias se queda la Nación y cuáles asumirán las entidades
territoriales, evitando la redundancia y la duplicidad en el ejercicio de sus
funciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario