POR AMYLKAR ACOSTA MEDINA -Miembro de
Número de la ACCE - www.amylkaracosta.net
Ahora que el Presidente de la República Gustavo Petro, en la recta final
de su mandato y con el sol a sus espaldas, resolvió recomponer su gabinete
ministerial y luego de la renuncia del titular del Ministerio de Minas y
Energía Andrés Camacho y se designó en su reemplazo a Edwin Palma, es propicia
la oportunidad para este último le dé un timonazo a la política del sector
minero – energético y trate de recuperar el tiempo perdido para el mismo por
sus dos antecesores y le imprima la dinámica requerida para sortear la gran
crisis en que se debate el Sistema eléctrico y el abastecimiento de gas
natural.
Este sector que, según el DANE, fue el de peor desempeño el año
anterior, con una caída del 5,2%, restándole 0.3 puntos porcentuales al magro
crecimiento del 1.7% del PIB. Salta a la vista que en el incumplimiento
delatado por el propio Presidente Petro “de 146 de sus 195 compromisos”, la
cartera de Minas y Energía tiene un lugar protuberante.
Al final de su pésima gestión frente al Ministerio este queda maltrecho
con la barrida de la tecnocracia que inició Irene Vélez y continuó Camacho sin
solución de continuidad. Nos dejó una de las dos empresas que presta el
servicio de energía en el Caribe (Air e) intervenida y con serios problemas, la
otra (Afinia) a punto de tirar la toalla y todas las empresas comercializadoras
de energía a punto de un apagón financiero y el riesgo de un racionamiento,
como lo han denunciado ellas y lo advirtieron en un pronunciamiento conjunto
recientemente la Contraloría General y la Procuraduría, que puede llegar a
comprometer la continuidad de la prestación del servicio.
Deja a las empresas comercializadoras de energía con una deuda por
concepto de los subsidios por valor de $2.7 billones, suma esta que, si se
cumple por parte del Ministerio de Hacienda con los prometidos abonos, se
incrementará, en lugar de disminuir, escalando a finales de abril
hasta los $3 billones. Además, se va debiéndole a las comercializadoras
de gas natural y de gas propano (GLP), por concepto de subsidios, $628.000
millones y $68.000 millones, respectivamente.
Incumplió, además, con la orden que le impartió el Presidente Petro en
mayo del año pasado para que titularizara la deuda de los estratos 1,2 y 3 por
concepto de la opción tarifaria ($2.8 billones) y de esta manera asumirla por
parte de la Nación, la cual han seguido pagando los resignados usuarios. De
cumplirse esta promesa presidencial ello ipso facto se reduciría el valor de la
factura de energía un 24%! El Ministro Palma viene de desempeñarse como Agente
interventor de la empresa Air e, así es que conoce de primera mano las afugias
de las empresas comercializadores y es sabedor de la necesidad de que el
Ministerio de Hacienda les desembolse la suma adeudada a las empresas
prestadoras de los servicios públicos.
Se comprometió a que se tomarían medidas para bajar las tarifas de
energía, más sin embargo las medidas tomadas directamente desde su despacho y/o
desde la CREG no lo han logrado, sólo han servido de espejismo. Y ante su
fracaso en su fementido propósito
terminó por convencer al Presidente Petro de que las altas tarifas que
estamos pagando los usuarios son “ilegales” pues las atribuyen a la
especulación por parte de los generadores, contra quienes la han
emprendido. Pese a su alarde, para embaucar incautos, de estar como
Ministro “del lado de los usuarios”, también con ellos quedó en deuda.
Su negacionismo lo llevó a negar la escasez de gas, pues para él se
trataba de un caso de “acaparamiento” irregular y al descartar la escasez no
vio necesaria las importaciones para cubrir la demanda esencial (residencial,
comercio e industria), la que se viene dando desde el 1 de diciembre y a
consecuencia de ello se elevó la tarifa que pagan los usuarios de gas del
interior del país entre el 20 y el 36%, la cual considera “injustificada” y lo
atribuye a la especulación de parte de las empresas, lo cual derivó en el
atropello por parte de las superintendencias de industria y de servicios
públicos , desatando una cacería de brujas contra las empresas y lo más grave
contra NATURGAS, que es el gremio que las representa.
Fue incapaz de poner en marcha los parques eólicos en La Guajira, le
dijo al país que “no hay proyectos suspendidos” cuando todo el país sabe que la
mayoría de ellos han sido abandonados por las empresas desarrolladoras de los
mismos. Ello es muy grave porque su entrada en operación habría
contribuido a la confiabilidad, a la firmeza en la prestación del servicio y
desde luego también a que los usuarios pudieran sentir un alivio en las tarifas
que tanto los agobia.
Lo más preocupante para el sector es que a lo errático de la gestión
ministerial, se sumaron los mensajes y señalamientos temerarios inculpando a
los generadores de energías y últimamente a las empresas distribuidoras de gas
como especuladores y responsabilizándolos de las altas tarifas, al extremo de
llevar al Presidente Petro a afirmar temerariamente que las tarifas de energía
que se cobra a los usuarios son “ilegales”, mientras el Ministro afirma que el
alza en las de gas son “injustificadas”, amén de la actuación de las
superintendencia de servicios públicos y la de industria, han creado un clima
de hostilidad hacia las empresas y hacia el empresariado del sector. Con el
agravante de que varias medidas que se han tomado desde el Ministerio, mediante
decretos y resoluciones y/o resoluciones de la CREG atentan contra la seguridad
jurídica y la confianza inversionista.
Entre las decisiones que deberá acometer sin tardanza el novel Ministro
están entre otras: con carácter urgente, además de destrabar la ejecución de
los proyectos en curso, abrir dos subastas, una de reconfiguración y otra de
expansión de la capacidad de generación para evitar el déficit de oferta de
energía en firme (OEF) que, según la Unidad de planeación minero – energética
(UPME) se tendrá el próximo año. La pronta ampliación de la capacidad de
regasificación, para poder responder al creciente volumen de gas importado,
dado que la SPEC se tornará insuficiente a muy corto plazo.
Finalmente, con el Ministro Camacho los gremios del sector se perdió la
interlocución entre el sector privado y el gobierno, ni siquiera acudió a las
convocatorias que le hicieron los organismos de control. Con la llegada de
Edwin Palma como Ministro se augura que el diálogo y la concertación se
restablezcan para bien del sector. En ello él, que ha sido un curtido
luchador sindical, tiene una amplia
experiencia y le ayuda su talante proclive a llegar a acuerdos, partiendo del
reconocimiento, rindiéndose ante la evidencia,
de la existencia de los problemas en lugar de soslayarlos y
mimetizarlos, que fue cuanto hizo el ex ministro Camacho.
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